TABANCO SAN PABLO DESDE 1934

Esta es una entrada especial que hago en mi blog por el cariño que le tengo ha este Tabanco, y a sus dueños, el cual tránsito desde hace muchísimos años, no voy a poner cuantos porque os sorprendería.



Hace 70 años el tío Manuel abrió las puertas de lo que hoy conocemos en Jerez como el Tabanco San Pablo, en la calle del mismo nombre, y en el corazón del barrio de San Miguel. Uno de los lugares que, a pesar de los modernismos y los futurismos más insospechados, sigue teniendo la vigencia de antaño, el calor y la sensibilidad típicas de una época antigua en la que en Jerez se entendía de vinos como en ningún sitio del mundo.
Hoy es Jesús Muñoz el que lleva con delicadeza las riendas del Tabanco, ese lugar donde se reúnen jóvenes y mayores, sin importarles edades ni condiciones, en la estrechez de la callejuela, o bien en el interior del tabanco, cuando el viento fresco se cuela por la calle San Pablo como un niño que alborota.
Del Tabanco San Pablo puedo decir que me enseñó a degustar el buen vino, en especial el Pedro Ximenez, ese tesoro de la uva que se paladea y se mastica, o el oloroso, ese secreto que jamás había probado, y que, en las botas del Tabanco, se convirtió en auténtica gloria bendita y un descubrimiento para mí que ya hubiesen querido otros que sólo avistaron por primera vez las Américas.
Las buenas tapas también acompañan el buen vino, eso no debe faltar nunca. La tortillita del mediodía, o los montaditos de queso, o de palometa al roquefort, envueltos en el ambiente tradicional de los vetustos barriles de vino que dan ese soberano calor de los años a la estancia.
Es uno de los grandes privilegios que tiene una ciudad como Jerez. Saber degustar del encanto que tienen los rincones más añejos, llegar hasta el mostrador de Jesús y embelesarse con la sombra del vino que empieza a trepar el olfato. Allí las historias tienen la verdadera medida de lo inexplicable. El vino y el buen ambiente son el secreto de que todo nos parezca como una estampa de principios del siglo XX.

No podemos hablar de historia sin hacer referencia a las generaciones del Tabanco San Pablo. El Tabanco abre sus puertas en el año 1934 gracias a Manuel Muñoz Peña, conocido por todos como "El Tío Manuel", el cual lleva las riendas hasta el año 1976, cediéndoselo a su sobrino "El Nene".
Es en este año cuando comienza a regentarlo "El Nene", (Atanasio Muñoz), que, durante varios años compartió esta labor con la ayuda de su hijo mayor Juan Manuel, creando así la segunda generación del Tabanco.
Es, en los principios de los 90 cuando deciden ceder el testigo al menor de la saga y actual encargado del número 12 de la Calle San Pablo: Jesús; el cual inicia su andadura con la ayuda de su hermano Juan Manuel y hoy en día también trabaja una cuarta generación Pablo hijo de Juan Manuel que ya lleva en el negocio cuatro años.
Ya en nuestros días, podemos ver a Jesús Muñoz siempre constante en el Tabanco San Pablo, con tesón, profesión y pasión por este mundo de la hostelería, el cual sigue manteniendo la tradición de la cultura del vino y la gastronomía jerezana.
Todo esto de la historia la he sacado de la pagina web del Tabanco: http://www.tabancosanpablo.es/index.php

El Diario de Jerez en un artículo decía esto sobre El Tabanco San Pablo:
En las entrañas de una de las tascas más antiguas de Jerez · El 'Tío Manuel' fue siempre muy peculiar: 'Si viene alguien bueno a cantar flamenco, ¡mándale al Villamarta!', decía mientras leía el periódico.
Todo comenzó con una Lotería. Eran años difíciles y de hambre, mucha hambre. Pero si no hubiera sido por la Lotería, los Muñoz Nieves serían los Muñoz Nieves anónimos y el 'Tío Manuel' sería eso, olvidado como el 'Tío Manuel'. Ahí, a partir de un simple boleto, cambian su vida y construyen un futuro. Y es que si no fuera por ese boleto...
Toda esta historia hay que ordenarla: En mil ochocientos y pico, Diego Muñoz levantó el 'Bar Canuto'. Despachaba mucho café y cognac por las mañanas. Atanasio fue su hijo. Le llamaban 'El Nene'. Luego fundó el bar Sherry, junto a la antigua estación de autobuses. Era 1976.

Con tan sólo 3.000 pesetas de la época producto del precio de la Lotería, Diego y 'Tío Manuel' lograron levantar el tabanco de San Pablo. San Pablo tiene ya 77 años a sus espaldas y ha sido siempre referente de uno de los más coquetos y emblemáticos tabancos de la ciudad que, si antes eran legión, ahora escasean. El local no debía de ser gran cosa. Cuando Manuel y Diego se presentaron allí, se encontraron con un lugar destartalado. Algunos dicen que, antiguamente, sirvió de vaqueriza, o de cocheras y hay un rosario de versiones que no tienen mucha consistencia.
Tras fundar el 'Bar Sherry', junto a la antigua estación de autobuses, los Muñoz no desfallecieron. En 1980, ya controlan el Tabanco de San Pablo. A su cargo está Manuel Muñoz Peña, el 'Tío Manuel', un hombre singular. Cada día, se sentaba en un viejo sillón de anea para leer la prensa. Si alguien venía pidiendo unas copa, Manuel respondía así: "Ahora mismo no puedo levantarme; cuando venga otro cliente se la sirvo. ¿Para qué dar dos vueltas?" Y si unos amigos pedían dos vasos de vino, 'Tío Manuel' les servía el doble porque decía que, como después iban a pedir otras dos, para qué se iba a molestar levantándose otra vez de su asiento. Cuenta Juan de la Plata que, en uno de los muros laterales del tabanco existía colgado un gran bozal de esparto, de los que se le ponían a los borricos de cargas y, junto a él, un gran letrero en el que se podía leer: "Para los blasfemos". Este original souvenir, lamentablemente, ha sido suprimido y ya no decora el viejo muro de tan hermoso tabanco, uno de los mejores que ha tenido y, afortunadamente, aún conserva la ciudad como muestra de un tiempo ya totalmente desaparecido.

La calle San Pablo hoy día, es otra. Antes, pasaban los vehículos y hoy día, es una tranquila zona peatonal regada con naranjos. Cuando en 1980 entró Manuel Muñoz. 'Tío Manuel' , en el tabanco, lugar de flamenco, ponía firme a todo el mundo. "Manuel, que hoy viene a cantar una figura". Manuel bajaba la vista del periódico y preguntaba: "¿Y canta muy bien? Pues entonces, dile que vaya al Villamarta". 

'El Nene' y la 'Nena'. 'El Nene' era Atanasio Muñoz Ríos. 'La Nena' es su mujer, María del Carmen, que hace unas tortillas famosas en todo Jerez. Luego está su hijo, Jesús Muñoz, un joven emprendedor de 39 años que regatea la crisis como puede. Como sus antecesores, Jesús mamó de la hostelería. Con once años, su padre ya le mandó al tabanco para lavar platos. Es su vida. Dice sentirse contento y ha sido el responsable de que, durante la última veintena de años, el tabanco de San Pablo sea lo que es ahora.

"Con veinte años me encontré aquí solo llevando el negocio adelante. Me encontré con gente mayor, un público corto pero selecto, todos era hombres. Con el tiempo, llegó la juventud. Retiramos el vino y despachábamos ginebra, güisqui y 'morenitas'. Hubo una etapa en que comenzó a venir la juventud, mucha juventud, que levantó el local. Entonces, en los ochenta, el tabanco era el punto de la movida juvenil".

Luego llegó el desastre: políticas equivocadas en el centro, pésima reordenación del tráfico, construcción del subterráneo en el Arenal, abandono del casco histórico... y, como muchos otros negocios, el tabanco languideció.


Jesús no se rindió. Cuando se le pregunta, comenta aquello de que "vamos tirando". Ayer miércoles, el local estaba abarrotado: Hay una legión de personas que toman sus caracoles -galardonados durante dos años- a partir de la una y el oloroso de la casa. Y tampoco se olvida la tortilla de 'La Nena'. La de María del Carmen.




  Esta foto es para mi amigo Victor Palma que le encanta este rincon del Tabanco















Las Generaciones en el Tabanco

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