De feria de ganado a símbolo universal: historia de la Feria del Caballo de Jerez
En Jerez de la Frontera, el mes de mayo no se entiende sin la Feria del Caballo. Color, elegancia, vino, arte ecuestre y tradición se entrelazan en una semana que transforma la ciudad y la proyecta al mundo. Pero detrás del bullicio y los volantes, late una historia profunda, forjada a lo largo de siglos y vinculada estrechamente al alma agrícola, comercial y ganadera de la ciudad.
Los orígenes medievales: una feria de trato.La primera referencia documentada a una feria en Jerez data del siglo XIII, concretamente del año 1284, cuando el rey Alfonso X El Sabio otorga a la ciudad el derecho de celebrar una feria ganadera. El objetivo era claro: fomentar el comercio entre campesinos, ganaderos y tratantes en un territorio recién incorporado a la Corona de Castilla tras la Reconquista.
Estas primeras ferias no se celebraban con farolillos ni flamencas, sino entre corrales de bestias, puestos de artesanos y comerciantes venidos de toda la campiña. El caballo, ya entonces, ocupaba un lugar destacado como bien preciado para la agricultura, la guerra y el transporte.
La consolidación ganadera: siglos XVI–XIX
Durante los siglos posteriores, la feria se mantuvo como encuentro anual de ganado, especialmente equino y bovino. Los tratos se cerraban en plazas abiertas o en explanadas a las afueras de la ciudad. A partir del siglo XVIII, coincidiendo con el auge del vino de Jerez como motor económico, la feria gana en importancia y empieza a atraer a las clases altas y a visitantes de otras regiones.
La introducción del caballo cartujano, criado en la cercana finca de La Cartuja por los monjes desde el siglo XV, también afianza la fama de Jerez como tierra de buenos caballo.
Un patrimonio vivo con proyección internacional.
La Feria del Caballo es hoy una de las grandes citas festivas de Andalucía. Su carácter abierto y accesible (con casetas mayoritariamente públicas), su dimensión ecuestre y su cuidado equilibrio entre tradición y evolución la hacen única. En 1980 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, y en 2018 alcanzó el reconocimiento internacional.
No se trata solo de una fiesta: es un escaparate del alma de Jerez, donde conviven el arte ecuestre, la cultura del vino, el folclore flamenco, la artesanía y la hospitalidad.
Fotos: Juan Romero Jaime, si comparte fotos no se te olvide quien esta detrás de la cámara, copyright.























































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