Galopar con historia: el segundo ciclo de las Carreras de Caballos en Sanlúcar
Hay cosas que, aunque uno las viva cada año, nunca dejan de sorprender. El segundo ciclo de las Carreras de Caballos en Sanlúcar ha vuelto a ser uno de esos momentos que se quedan grabados. Tres tardes, del 19 al 21 de agosto, en las que la playa se transforma en un escenario irrepetible, donde deporte, tradición y fiesta se mezclan como solo aquí saben hacerlo.
Llegar a la orilla y ver cómo el mar se retira para dejar paso a los caballos es algo mágico. La arena mojada se convierte en pista, y cuando dan la salida, los purasangres parecen volar. El sonido de los cascos, el jaleo de la gente pegada a la barandilla, el sol cayendo sobre el río Guadalquivir… todo junto hace que uno sienta que está viviendo una postal en movimiento.
El jueves fue la guinda, con el Gran Premio Ciudad de Sanlúcar, siempre el más esperado. Pero más allá de los ganadores, lo que importa es la emoción, ese cosquilleo que se te mete dentro cuando ves venir a los caballos a toda velocidad y parece que la playa entera late con ellos.
Me gustó ver también cómo las carreras siguen creciendo sin perder su esencia: este año se retransmitieron en Lengua de Signos, para que nadie quede fuera, y había un servicio de lanzaderas que hizo mucho más cómodo llegar. Son detalles que hacen que esta fiesta, que ya tiene 180 ediciones, siga viva y abierta a todos.
Personalmente, siempre siento que estas carreras son mucho más que deporte. Son un poema escrito sobre la arena, con versos de espuma y galopadas, con la ciudad entera celebrándose a sí misma. Sanlúcar, cuando suena el galope junto al mar, late de una forma que no se olvida.
Fotos: Juan Romero Jaime, si comparte fotos no se te olvide quien esta detrás de la cámara, copyright.















































































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